jueves, 5 de febrero de 2015

¿Es útil que una empresa tenga valores?


La respuesta es simple: si, y sólo si tienen vida. De lo contrario son decoraciones en la pared. 

Los valores constituyen la energía que permite a una empresa transformar su misión y visión en hechos concretos. 

Una empresa puede tener una notable misión y una inspiradora visión, pero los simples enunciados no hacen que sean viables y realizables. 

Las conductas de las personas, su forma de relacionarse, de comunicar, de crear y producir es lo que hace viable la ejecución de una misión y el alcance de una visión. 

Estos comportamientos, los de todos los seres humanos, están determinados por los valores que asumimos como nuestros, en los que creemos y practicamos, estemos o no conscientes de ello.  

Múltiples valores, múltiples resultados

Aunque es propio que cada quién rija su vida con los valores que desee, también lo es que bajo una organización existan parámetros comunes que hagan posible la existencia y desarrollo de esa entidad. 

Si cada quién se comporta como desea los resultados serán variados, confusos y hasta contradictorios. 

Por eso es tan importante que una empresa defina los valores que son deseables e indispensables para alcanzar sus metas.

Proceso creativo y participativo

Pero se deber ir un poco más allá de la simple definición vertical e impositiva de un grupo de valores, que, probablemente, nadie recuerda en la empresa. 

Nadie cambia, agrega o transforma sus valores solo porque los leyó en un afiche. 

Es una transformación de conducta y para que sea efectiva las personas deben estar convencidas de su necesidad, además, deben apropiarse del proceso y ser constructores del mismo. 
Participar y jugar, una combinación metodológica
excelente para definir los valores en su empresa.

Aplicar una metodología participativa, personalizada y adecuada al giro del negocio es lo que más probabilidades de éxito puede tener para que la gestión por valores sea efectiva. Claro, sin olvidar que los valores deben ser vividos y modelados diariamente por las jefaturas, de lo contrario de nada servirán. No hay mejor método de aprendizaje que el ejemplo. 

Los valores aportan cohesión, enfoque, claridad de lo que se espera de cada persona, y de alguna manera se convierten en un "jefe", su vivencia establece los límites y clarifica los comportamientos que anteceden al logro de las metas. 

Otro aspecto fundamental y frecuentemente ignorado por las empresas es que tras una definición participativa de los valores debe desarrollarse una estrategia de comunicación, cuyo objetivo es lograr convicción en el equipo colaborador de la adopción de estos valores en su estilo de vida, o al menos, en el desempeño de sus funciones. 

¿ Cómo hacer para que una estrategia de comunicación de valores funcione? De esto hablaremos en una próxima entrega. 



Si desea realizar un proceso de definición de valores en su empresa u organización, puede contactarme al correo heidy.arce@gmail.com y conversaremos sobre las posibilidades. 






















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